Hace unos días me reencontré con una amiga que esta viviendo en República Dominicana desde hace un par de años y volvió a España por las vacaciones. Fuimos a almorzar y entre todas las cosas que nos contamos, que fueron muchas, dijo algo que me dejó pensando.
Vive en República Dominicana por una cuestión estrictamente laboral, pero extraña España de un modo casi desesperante. Y para no sentir que echa raíces en su nuevo lugar, desde que vive ahí, alquila un piso que ya viene con sábanas y toallas. Para ella, comprar estos elementos, es asentarse. Y en alguna forma, la entendí. Son elementos bien personales, que hacen que el lugar sea nuestro.
Me recordó entonces las veces que me he mudado. Siempre, en un nuevo hogar intento marcar con algún detalle el cambio. Y siempre voy al mismo lugar para proveerme de esos elementos: La Casa de las Mantas. Es una tradición de mi tierra que llevo donde voy.
Ahí se pueden conseguir sábanas de toda clase, toallas, edredones, paños de cocina, y obviamente mantas. Todo en un estilo bien clásico y de buena calidad, a precios más que razonables.
En Barcelona: La Casa de las Mantas en Carrer de la Jonquera 5.
Imagen: lacasadelasmantas.es