
Se suele mencionar que las parejas casadas llevan mejor calidad de vida y se mantienen durante un largo tiempo siempre y cuando no se llenen de conflictos, los que generarían un malestar tanto físico como psicológico. Hablar de parejas casadas no es solo hacer alusión a un trámite o a la firma de un simple papel, va mucho más allá de eso y en este caso hablamos de los sentimientos y emociones que se ponen en juego, el verdadero compromiso que asumen ambas partes.
Cuando los conflictos son repetitivos se dificulta ante todo sobrellevarlos cuando hay niños pequeños en el medio. Ellos suelen ser los más perjudicados debido que sufren las consecuencias de ver a los padres en constante enfrentamiento. Los hijos tienden a buscar de grandes aquellas personas que reflejen la relación que tuvieron sus padres, por ende si ésta está basada en la intolerancia y la falta de respeto a la larga les será normal. En cambio si la relación es buena y existe verdadero amor y cariño entre ellos se guiarán por lo mismo.
Los conflictos más usuales se basan en el poder, cuando uno de los dos tiende a tomar las decisiones respecto del futuro de la pareja, de sus hijos, del dinero, etc. Es necesario establecer un acuerdo para que ambas partes sean activas en este sentido.
La intimidad es fundamental y ésta es otra fuente de conflicto debido a que se generan pocos espacios para compartir juntos y se prefieren otras personas. El deseo y la pasión deben existir siempre más allá del paso del tiempo, de lo contrario la pareja se irá desgastando y así permanecerán las discusiones. Pero ante todo la comunicación es lo más importante. Es necesario que ambos puedan hablar de las cosas que les van sucediendo para poder crecer e intentar ser felices.
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